Frases para la historia del Casas Viejas


Desde un punto de vista educativo, que es desde el que escribo, Salus no fue nunca una persona que se pusiera de perfil ante cualquier cuestión o problema, él siempre daba su opinión, fuera o no políticamente correcta, sin importarle si el que le escuchaba pensaba igual que él o no. Por decirlo de una manera más concisa, siempre fue fiel a sus principios, y en la enseñanza estos siempre estuvieron muy claros: dar una oportunidad a aquellos que más lo necesitaban.

Siempre solía adornar sus argumentos con una serie de frases que no por mucho repetirlas dejaban de tener sentido, y es sobre la importancia de ellas sobre las que quiero dirigir estas líneas. Porque en su caso no sólo eran toda una declaración de intenciones, sino, por qué no decirlo, era quizás una manera de entender la educación y la vida. Frases con las que todos los que tuvimos la oportunidad de oírlas, aprendimos un poco más de lo que significaba la educación y la igualdad de oportunidades.

Frases como: “Estamos aquí para abrir puertas no para cerrarlas”, con la que solía terminar aquellas discusiones interminables sobre si se debían aprobar a muchos alumnos o no, enfrascado siempre en el debate estéril de aquellos que sostienen que un mayor número de suspensos implica una mayor calidad en la educación. En estos, como en otros temas, él dejaba muy claro cuál era su forma de pensar al respecto.

Frases como: “Las palabras conmueven pero los gestos arrastran”, que siempre empleaba para hacer ver al que escuchaba que si uno quería que algo saliera, el primero en implicarse debía ser uno mismo, sólo así se consigue arrastrar a más gente en ese cometido. Lema que siempre aplicó en todos los ámbitos de su vida, y que como docente y director que fue del Casas Viejas no dejó de aplicar ni un solo día. Implicado como nadie en su labor en el IES desde todos los ámbitos, desde la docencia, pasando por la dirección, y para terminar en las actividades extraescolares, en las que se volcó especialmente siempre acompañado por su fiel escudero, el Lara, a los que tantas y tantas generaciones de benalupenses que han pasado por el IES tienen que agradecer sus buenos ratos pasados en innumerables excursiones.

Frases como: “Uno de los hechos más importantes en la historia de Benalup-Casas Viejas fue la creación del instituto”, quizás la que más orgullo le producía al decirla, y más incredulidad producía en algunos de los que le escuchaban. Sin embargo, a los que como él tuvimos la oportunidad de dirigir ese centro, de soportar la enorme responsabilidad de tener en nuestras manos el futuro de cientos y cientos de jóvenes benalupenses, sabemos que es la más cierta de todas las frases que repetía. No sólo por el hecho de que a partir de ese momento los jóvenes de Benalup no tuvieran ya que desplazarse a otras localidades para estudiar, sino porque supo dotar de identidad propia al IES Casas Viejas, y hacer de él un centro que estuvo durante muchos a la vanguardia de la atención a la diversidad a nivel provincial. Y lo que es más importante, a través de la historia que él impartía en sus clases, su otra pasión, hizo que los alumnos del IES conocieran el importante legado histórico de su pueblo y se sintieran orgullosos de su pasado.

Para concluir este escrito, déjenme que haga uso de otras de las frases que solía emplear con frecuencia y que enorgullece al escucharla a todos los que han tenido la enorme suerte de haber pasado por este centro: “Larga vida al Casas Viejas”.

Agustín Bernal Oliva