Pura energía

Son muchas las huellas que perdurarán en el instituto relacionadas con Salus. Puso Salus los cimientos de un proyecto llamado Casas Viejas. Desde el primer momento los tres pilares básicos sobre los que construir los tenía muy claros, y así nos lo recordaba en cada claustro y consejo escolar que se celebraban y eran: la atención a la diversidad, las actividades escolares y extraescolares, y la convivencia en el centro.

Era una persona incansable en su empeño de ofrecer al alumnado oportunidades varias que le hicieran crecer como personas, ya que nunca olvidó las palabras del inspector Torralba: “lo mejor que le ha pasado a Benalup es el instituto”.

Con esta idea siempre en mente, empezaba desde un primer momento a darle importancia al Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares. A principio de cada año escolar, ya se detenía en el nombramiento de la persona que sería el jefe/a del mismo, buscando siempre alguien fiel a sus objetivos, ideales y forma de entender la formación. Seguramente antes de realizar la programación de las materias en su departamento, a la que no dudo dedicaba tiempo y emoción, ya tenía elaborada las Actividades Culturales para el curso que se iniciaba.

En el mes de febrero comenzaron las Semanas Culturales, al principio con una duración de cinco días, que terminaban los viernes con el tradicional Show. Sin querer queriendo cada año salía todo según lo previsto y con su célebre frase “en estos días hay que mirar para arriba”.

Se inician las Jornadas de Convivencia al Picacho, al Charco Redondo, al Celemín, se convierten todas ellas en vivencias inolvidables para los alumnos y alumnas del instituto.

Cada año, en la semana cultural, salía el Periódico Escolar, según Salus gracias a la colaboración de profesorado y alumnado, pero bastaba analizar un poco para detectar que detrás de cada chiste, de cada dibujo, articulo o nombramiento de miss y mister, estaba la labor previa de Salus. Fueron periódicos primero escritos a mano, luego en máquina de escribir y posteriormente en ordenador, que terminaban en la impresora del instituto, con ejemplares que sí o sí se vendían.

En la misma semana, fue responsable junto a su departamento de iniciar las Exposiciones de Sociales, cada año enfocadas en un tema concreto, las chozas, la educación en el pueblo, los oficios, los sucesos… de manera que era capaz de desmantelar el pueblo entero en la búsqueda de testimonios, imágenes, documentos, objetos…

Ya en primavera se hace responsable de montar casetas en la Yeguada, y posteriormente en Las Lagunetas, así como de organizar la barra de las fiestas de carnavales que se celebran en el gimnasio del instituto, siempre con el objetivo de recaudar fondos para potenciar las actividades culturales del centro.

Como a nada decía que no, nunca formó parte de sus ideales la realización de las graduaciones al final de curso, pero por su carácter generoso y entregado, no dudaba en subirse al escenario para galardonar orgulloso a los alumnos y alumnas de su instituto.

Y como bien decía él “lo que no se evalúa se devalúa” estoy segura que no había terminado una actividad que ya estaba sacando conclusiones, los puntos fuertes y los débiles para organizar la siguiente. Era tan capaz de embarcarnos y hacernos partícipes de sus proyectos como de enrolarse con los nuestros y colaborar como el que más. Pura energía.

Isabel Román Marín